Nuestras cervezas se elaboran con agua que ha permanecido intacta durante más de 10 000 años, por lo que su grado de pureza es máximo. Paulaner recoge esta agua profunda, protegida por capas rocosas, de un depósito de agua ubicado a 190 metros de profundidad.
La cerveza está compuesta por un 90 por ciento de agua. Cada agua tiene un sabor distinto, por lo que el agua también influye de manera distinta en el sabor de la cerveza. La dureza del agua es otro factor que influye en el sabor, el proceso de elaboración y el color de la cerveza. El agua blanda del pozo profundo de Paulaner contiene pocas sales que actúen sobre las enzimas del mosto y el mosto de cerveza; un nivel demasiado alto de sal oscurece las cervezas e impide, por ejemplo, que la levadura actúe de manera óptima.
La maceración hace que el almidón contenido en la malta se convierta en azúcar, lo que constituye la base para la fermentación.
Pero, ¿qué es la malta? Por lo general, la malta se obtiene de la cebada o el trigo mediante un proceso de germinación que se controla de una manera precisa.
Al terminar el proceso de germinación, por el que se forman las enzimas esenciales para la maceración, se procede con el siguiente paso: el tostado. En esta fase, en primer lugar se seca la llamada malta verde (malta al final de la germinación) de una manera cuidadosa; asimismo, se tuesta a partir de un determinado contenido de agua, lo que se lleva a cabo a diferentes temperaturas en función de la clase de malta que se quiera obtener.
La malta clara, que se utiliza principalmente para elaborar la Hell, se tuesta a unas temperaturas bajas de aproximadamente 80 °C; por otro lado, las clases de cerveza Dunkel, como nuestra Ur-Dunkel o la Salvator, se tuestan a unas temperaturas altas en torno a 102 °C. Cuanto más alta sea la temperatura de tostado, más oscura y aromática será la malta.
Como empresa con raíces en Múnich, adquirimos malta que proviene principalmente de nuestra región.
En los huertos de lúpulo de Hallertau, la comarca de cultivo de lúpulo continuo más grande del mundo, las cepas de lúpulo trepan hasta una altura de ocho metros.
Para elaborar cerveza solo se utilizan las umbelas, que son las flores sin fruto de la planta femenina del lúpulo. Estas flores contienen ingredientes importantes para elaborar la cerveza, a la que confieren su amargor típico y su aroma a lúpulo.
La cosecha del lúpulo tiene lugar desde finales de agosto hasta principios de septiembre. De una sola cepa de lúpulo pueden cosecharse entre 5000 y 10 000 umbelas maduras.
Las distintas clases de lúpulo se dividen en lúpulos aromáticos y amargos, y en los llamados flavour hops.
Como sus propios nombres indican, el lúpulo amargo es responsable del típico amargor de la cerveza, mientras que el lúpulo aromático aporta principalmente el aroma a lúpulo. Los flavour hops, que se obtienen tras años de cultivo, pueden aportar a la cerveza aromas cítricos, de mandarina, maracuyá o incluso de coco, respetando escrupulosamente la Ley bávara de pureza.
Los maestros cerveceros de Paulaner viajan todos los años a Hallertau poco después de la cosecha del lúpulo para seleccionar los lúpulos de mejor calidad y con más aroma.
Entre 100 y 400 gramos de lúpulo, en función de la clase de cerveza, es lo que se necesita para elaborar un hectolitro de cerveza.
En los huertos de lúpulo de Hallertau, la comarca de cultivo de lúpulo continuo más grande del mundo, las cepas de lúpulo trepan hasta una altura de ocho metros.
Para elaborar cerveza solo se utilizan las umbelas, que son las flores sin fruto de la planta femenina del lúpulo. Estas flores contienen ingredientes importantes para elaborar la cerveza, a la que confieren su amargor típico y su aroma a lúpulo.
La cosecha del lúpulo tiene lugar desde finales de agosto hasta principios de septiembre. De una sola cepa de lúpulo pueden cosecharse entre 5000 y 10 000 umbelas maduras.
Las distintas clases de lúpulo se dividen en lúpulos aromáticos y amargos, y en los llamados flavour hops.
Como sus propios nombres indican, el lúpulo amargo es responsable del típico amargor de la cerveza, mientras que el lúpulo aromático aporta principalmente el aroma a lúpulo. Los flavour hops, que se obtienen tras años de cultivo, pueden aportar a la cerveza aromas cítricos, de mandarina, maracuyá o incluso de coco, respetando escrupulosamente la Ley bávara de pureza.
Los maestros cerveceros de Paulaner viajan todos los años a Hallertau poco después de la cosecha del lúpulo para seleccionar los lúpulos de mejor calidad y con más aroma.
Entre 100 y 400 gramos de lúpulo, en función de la clase de cerveza, es lo que se necesita para elaborar un hectolitro de cerveza.
El Proceso de elaboración

Maceración

Purificación

Hervido del mosto de cerveza.

Fermentación y Maduración

Filtración y embotellado

Control de Calidad
La Personificación del buen ambiente bávaro
Los orígenes de los Biergarten bávaros se remontan a un reglamento en materia de elaboración de cerveza del año 1539 por el cual se limitaba la elaboración a los meses más fríos del año para evitar que se produjeran incendios. Para el reposo en frío durante los meses más cálidos del año, las cerveceras excavaban sótanos profundos, sobre los que se plantaban castaños para dar sombra y se esparcía grava, que tenía una función aislante. Estas cervecerías se convirtieron pronto en puntos de encuentro de los muniqueses, donde las cerveceras colocaban unas simples mesas y sillas para los clientes: así nacieron los Biergarten.
Más tarde, cuando las cerveceras empezaron a ofrecer también comida en sus cervecerías, las cerveceras y los mesones más pequeños de Múnich sintieron que les habían robado su clientela; por ello, el rey Maximiliano I decretó en 1812 el reglamento bávaro sobre los Biergarten, el cual estipulaba que solo se podía vender pan en las cervecerías. Por este motivo, desde entonces puede llevarse comida propia a un auténtico Biergarten bávaro.


